En general todos los objetos relacionados con los campos de concentración hay que mirarlos con escepticismo. Están ampliamente falsificados, muchos de ellos ni siquiera existieron y se pide mucho dinero por ellos. Aquí tenemos un ejemplo de una chapa de Kapo que nunca llegó a fabricarse dfurante el período 1933-1945, es decir una pieza puramente de fantasía. Los kapos de los campos de concentración en realidad no se identificaban por una chapa sino por un brazalete (de los que por cierto también existen muchas reproducciones).
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